Aunque se empezó a implantar en los años 60 y 70 del siglo XX, el reciclado de plástico no se popularizó hasta bien entrados los 2.000. Gracias a los avances tecnológicos y normativos y la concienciación social, hoy en día se pueden reciclar muchos más plásticos que entonces, aunque una conducta sostenible no se limita solo a reciclar. En este post explicamos el proceso industrial del reciclado de plástico.
Última modificación: 9 febrero 2023
En este post continuamos el monográfico sobre plásticos que venimos haciendo y hablaremos de otro proceso interesante en el que, como ocurre con la mayoría de procesos industriales, la introducción de tecnologías de vacío es clave para su eficiencia y por lo tanto para su viabilidad económica e impacto medioambiental: el reciclado de plásticos. Probablemente muchos entre quienes estén leyendo esto están ya más que familiarizados desde hace años con el ritual de introducir los residuos plásticos de su hogar en el contenedor amarillo y habrán visto cómo trabaja el camión que los separa para llevarlos a la planta de reciclaje pero… ¿qué ocurre una vez allí? ¿Cómo se recicla el plástico? En este post nos aproximaremos a ello.
A pesar de que el uso del plástico en la industria se extendió a principios del siglo XX, no fue hasta la II Guerra Mundial que logró aumentar su popularidad, al estar la producción de metales casi exclusivamente ligada a la industria de la guerra. Ya durante el periodo bélico empezaron a fabricarse material como paracaídas de nylon o metacrilato como sustitutivo del cristal en los aviones, para hacerlos más ligeros, pero con el auge económico tras la posguerra, en los años 50, el plástico experimentó un auténtico boom.
La preocupación por el impacto medioambiental del plástico, no obstante, no llegó hasta por lo menos dos décadas después, cuando movimientos ecologistas pusieron los vertidos a los océanos en el punto de mira, y se empezaron a suscribir los primeros acuerdos para prohibirlos. Aún así, reciclar el plástico como empezaron a sugerir los lobbies estadounidenses era considerado antieconómico, dado que sostenían que los procesos de fabricación degradaban demasiado las resinas como para poder ser recuperadas. Por eso habría que esperar algunos años más, a finales de la década de 1980, a que empezara a introducirse el reciclaje de plásticos en el imaginario colectivo, con medidas como la identificación y el etiquetaje de los diferentes tipos de plástico en los envases para poder hacer luego una selección y el lanzamiento de programas de recolección selectiva de residuos.
Sin embargo, a finales del siglo XX y la primera década del XXI, la exportación de plásticos desde las economías avanzadas hasta los países en desarrollo para externalizar la gestión de los residuos plásticos fue mucho mayor que el reciclaje: estas economías más débiles compraban los residuos y los vendían a países emergentes como China, que los reciclaba para usarlos en procesos de fabricación que no requerían material de gran calidad, pero aquellos a los que no podían dar salida, terminaban en enormes vertederos con gran impacto ambiental y sobre la salud de las personas.
De ahí que muchos países receptores, como Malasia, Vietnam, la India o Turquía, pusieran un tope a las importaciones de residuos, y que las autoridades europeas y norteamericanas volvieran a poner el foco en las soluciones a nivel local, como responsabilizar a los fabricantes de plástico del reciclaje de sus propios residuos, aunque está es tan solo una de las conductas responsables para un futuro más sostenible, ya que reducir y reutilizar también son esenciales.
El reciclado de plástico difiere entre el tipo de plástico, su forma y tamaño y su procedencia, entre otros. No pasa por los mismos procesos un plástico proveniente de una fuente de residuos con diferentes tipos de plásticos que uno que no viene mezclado pero que presenta contaminación con sustancias como grasa, por ejemplo. Con todo, a rasgos generales, el proceso suele constar de una serie de fases comunes que son:
En esta foto se puede el resultado del triturado, en forma de escamas.
Como apuntábamos cuando hablábamos de la historia del reciclaje, el plástico presenta algunas dificultades en su recuperación para volver a ser utilizado que no tienen otros materiales, como el cristal y algunos metales como el acero o el aluminio, que se pueden reciclar infinitas veces.
Algunas de estas dificultades se han superado, gracias, entre otros, a:
Aunque se ha producido un enorme avance de las tecnologías tanto en el reciclaje como en la fabricación, entre otros logros, persisten todavía algunos inconvenientes:
Como ocurre en una gran variedad de procesos industriales, el uso de tecnologías de vacío supone un valor añadido para mejorar la eficiencia y la calidad del proceso.
Como hemos visto en otros posts, procesos de separación por densidad del material, fundición, secado, etc., son algunos de los que típicamente pueden beneficiarse del uso del vacío.
El reciclaje de plásticos requiere eliminar la cantidad de aire atrapado en el plástico fundido para su moldeo. Como explicábamos en este post, la desgasificación al vacío consiste en eliminar los gases o el aire de un material mediante la creacion de un ambiente de baja presión (eliminando la mayor parte de moléculas de aire o de gas). En el reciclado de plástico se puede usar para extraer y eliminar impurezas como la humedad o los residuos del plástico antes de procesarlo, y también después, una vez fundido, para extraer posibles burbujas atrapadas y aumentar la homogeneidad del material.
Secar un material sin deteriorarlo aplicando altas temperaturas implica extraer su humedad mediante la aplicación de recirculación de aire o hacerlo de forma más eficiente disminuyendo la presión del ambiente para aumentar la tasa de evaporación del agua al bajar su punto de ebullición, resultando en un secado más rápido. En este post explicábamos el proceso.
En el caso de los plásticos que se deterioran por aplicar demasiadas veces altas temperaturas se pueden fundir utilizando tecnología de vacío, que al reducir la presión atmosférica no requieren la aplicación de mucho calor para transformar el material en líquido.
El moldeo es otro de los procesos industriales que se beneficia del vacío, tal como explicábamos en este post,
En Marpa Vacuum proveemos a la industria del plástico de soluciones integrales o equipos individuales de vacío. Algunas de las bombas de vacío utilizadas en este sector son las de garra y las de tornillo, además de las de paletas rotativas, que son una elección acertada para una amplia gama de procesos industriales. Para algunos de los pasos del proceso se requiere que estén adaptadas para bombear fluidos viscosos, como los plásticos fundidos, así como para proporcionar un flujo continuo y suave de material, y son duraderas y confiables, aptas para producción a gran escala por su capacidad de manejar un gran volumen de material.